La toponimia del pueblo ya denota a primera vista su origen musulmán. Almonacid viene de Al-monastir, en árabe el monasterio, posiblemente existió algún edificio monacal visigótico en la localidad del que no se conserva ningún resto. Sólo nos basta con recorrer sus calles y “padecer” sus cuestas, viendo los acogedores rincones, y sus estrechas calles, que trepan serpenteantes en una dirección desde el río hacia los restos del castillo, y en otra como sendas cruces perpendiculares a éstas atraviesan el pueblo de lado a lado, dejando en el centro la iglesia y su plaza.
Pocas noticias tenemos de su fortaleza. Actualmente conservamos de lo que fuera el recinto defensivo en lo alto de la localidad, junto a la ermita de la Virgen de las Nieves, levantada ya en el siglo XX, los muros informes de algún torreón adosados a ella. Se completa este castillo llamado de los “moros”, con los restos de otro torreón en el montículo cercano, y desde el que se puede observar la línea de la muralla, casi desaparecida, que unía ambas partes. La magnífica vista panorámica tanto del pueblo como de la presa romana (la Cuba), hace que merezca la pena el ascender hasta él. Como todo castillo que se precie su localización no es una casualidad, y era el punto de mira y conexión visual con las distintas poblaciones que le rodean.
Va a ser a comienzos de la Edad Moderna, en el siglo XVI, cuando se construya el tercer hito, que aún conservamos, tras la presa romana y el castillo, que es la iglesia parroquial. Es un edificio levantado en piedra, en estilo gótico, con tan solo la utilización del ladrillo, con pleno sabor mudéjar en su tratamiento, se reservase para la torre. Almonacid de la Cuba está rodeado de ejemplos de edificios religiosos mudéjares en su origen, que salpican todas las poblaciones de la comarca.
La iglesia de Santa María se encuentra enclavada en el centro de la población, junto al Ayuntamiento y la calle “mayor”, en un pequeño ensanche de ésta, que conforma una coqueta plaza. Delante de la portada del templo se ha colocado modernamente una reproducción de la presa a modo de fuente.
Heráldica
Escudo cuadrilongo con base redondeada, que trae de azur, una perla de oro, cantonada de un monograma A-M de oro, en el jefe, de una lanza de plata, a la diestra y una espada de lo mismo, a la siniestra. Al timbre, corona real cerrada, que se compone de un aro de oro engastado de piedras preciosas (rubíes, esmeraldas y perlas alternantes) y sumando de ocho florones de hojas de acanto (de los cuales se ven cinco) interpoladas de perlas, que convergen en un mundo de azur, con el semimeridiano y el ecuador de oro, sumado de una cruz; La Corona está forrada de gules.